martes, 4 de agosto de 2020
Pepo (René Ríos Boettiger)
(Extraído del Libro Caricaturas de ayer y hoy, por Luisa Ulibarri, y editado en la colección "Nosotros los Chilenos" de la editorial "Quimantu" el 16 de noviembre de 1972).
Este muchacho tímidamente un día se acercó a las puertas de la mítica revista Topaze, portando unos borradores de dibujos en la mano. "Si..., no está mal, no está mal... - le dijo Coke, aludiendo a los monos-. Pero falta que ejercites más..., que sueltes tu mano..."
Corría el año 1932, y para el joven provinciano que había abandonado los estudios de Medicina de la Universidad de Concepción, era todo un riesgo, y al mismo tiempo una aventura, incursionar en el mundo del dibujo humorístico. René Ríos Boettiger se armó de paciencia y tenacidad, y siguió los consejos de Coke. Dibujaba de día y de noche, e incluso se matriculo en la Escuela de Bellas Artes. Un día en que estaba apurado de plata, mandó un dibujo a una revista, y por extraño accidente, el mono salió publicado en las páginas centrales. Era el comienzo de la carrera de Pepo. Su "primera vida" en el mundo de la caricatura política.
Recuerda que el seudónimo vino porque de niño era tan gordo que parecía un barrilito : "Un Pipón. Y me decían Pipón. Un Pipón que se transformó en Pepo cuando nació Condorito".
Pepo trabajó más de 20 años en Topaze animando las portadas, los dibujos de las páginas centrales, en una esquina, en una tira cómica como lo fue "Don Gabito". El aludido presidente, Gabriel González Videla, un día se refirió a la tira : "Me capta tan bien, que logra mostrar mis más reservados propósitos. Muchas veces he deseado deslizarme por la baranda de la escalera del palacio presidencial, o colgarme de una lámpara". Don Gabito tenía una exagerada dentadura que lo hacía sonreír de oreja a oreja, aun en los momentos más difíciles. La banda, cruzada al pecho, terminaba arrastrándose en el suelo, presumiblemente porque le quedaba muy grande.
Su autor había nacido en 1911 en Concepción, en una familia numerosa. Niño rubio, de ojos azules y muy gordo, Pepo dibujaba hasta en las paredes o en las sábanas de la cama, en los latosos períodos de las enfermedades infantiles. Junto a paperas y peste cristal nació la serie "Fernando hace la cimarra", basada en un primo de Pepo. Tan orgullosos se puso su padre, que llevó la serie donde un amigo, en el diario El Sur de Concepción, y por primera vez Pepo fue publicado. De saber el papá que esta afición lo iba a hacer abandonar los estudios de Medicina, no habría sido tan entusiasta.
Cuando cursé mi segundo año de Medicina me acerqué a mi padre y le dije que quería venirme a Santiago a trabajar de dibujante. "¡Estás loco! ¡Te vas a morir de hambre!...", contestó. Ya en esa época yo leía a Topaze, admiraba a Coke, Huelén y Fantasio. Entonces hice mis maletas.
Los Comienzos
Como ya era algo conocido en Concepción, los diarios publicaron: "Con su estuche de dibujante bajo el brazo, en reemplazo de la Anatomía de Testut, y vencida la esperanza de ser médico serio, René Ríos partió a Santiago a empezar sus estudios de dibujo en la Escuela de Bellas Artes". Al año siguiente Pepo inauguraba una exposición de caricaturas de artistas de cine en el salón de música de Hans Frey. Greta Garbo, Marlene Dietrich y Clarck Gable estaban allí.
Estas exposiciones eran escapadas del tema político. En este sentido, Pepo encontró en Alhué el compañero ideal. En 1936 realizaron una exposición en la casa Spoerer, mostrando más de 50 cartones que aludían a la vida santiaguina y a personajes internacionales. Las Ultimas Noticias comentaba: "Pepo y Alhué son dos jóvenes que han tenido la rara idea de dedicarse a la caricatura. La caricatura no es una profesión seria. Es algo que está destinado a la risa. Y una cosa que causa risa en nuestra ciudad de Santiago, es algo que no da una posición social, ni una fortuna".
Nos Sentiamos Millonarios
Cuando Pepo debutó en Topaze vivía de una mesada de $ 100 al mes que le enviaban sus padres. Coke ofreció pagarle $ 80 a la semana, y Pepo casi se desmayó. Significaba que triplicaba sus platas, y que definitivamente había ingresado a la planta de Topaze. Sobre situación previsional de los dibujantes, el director no se pronunciaba. El caricaturista ganaba más en la medida en que producía más. Y si se le ocurría enfermarse, operarse o ir al dentista, cosa suya no más era correr con los gastos. Hasta el año 72 eso no había cambiado. Los dibujantes de los medios de comunicación se acogían a la categoría D en los aranceles del Colegio de Periodistas. Son un agregado de otra profesión. Y sólo por la iniciativa de un grupo de dibujantes de Quimantú, se creo un sindicato.
Dice Pepo:
- En todo caso, si llegabamos ha quedar en el ambiente, nos sentíamos millonarios. Eramos despitados, con poca alma de funcionarios. Total un día dibujando por aquí, otro por allá. Yo mandaba ilustraciones al El Sur, para el cuento dominical, y matizaba esto con la caricatura política, hasta que terminé hastiado de este mundo, de puro conocerlo tan de cerca. Yo siempre andaba con mi lápiz y mi block, y en cada comida o reunión tomaba apuntes de los rasgos de los hombres públicos. Porque copiar de una fotografía no le agrega alma al asunto.
"De todas las víctimas, me quedo con el León: uno no sabía pensar en él sin ver una caricatura. Su tongo y sus bastón, la nariz un poco colorada, el corazón en la mano... Yo reconozco que Topaze le daba duro, tal como les pegaba a todos los políticos. Yo soy de la opinión que Topaze era imparcial...
"También durante el gobierno de Ibañez tuvimos hasta circo: juntas de gobierno, ruido de sables, que don One Step (Juan Esteban Montero), que don Carlos Dávila, Don Grove y don Dávila de nuevo... Otro personaje muy querido para mi fue don Pedrito, don Pedro Aguirre Cerda. Nadie lo quería dibujar, porque era tan feíto el pobre. De repente me salió con una característica simpática y tierna, y me quedé con él...
Ya por 1945 Pepo producía humor político un poco a la fuerza. Por esa época surge el viaje de Walt Disney a América Latina, con la idea de buscar personajes para su película "Saludos Amigos". Disney inventó un Pepe Carioca, un Pancho Pistolas para Brasil y México respectivamente, y dejó a Chile con el avión Pedrito. Como Pedro encontró muy pobre a nuestro personaje, inventó a Condorito.
Uno de los principales méritos de Pepo, al crear este personaje, fue el de dejar un símbolo, y al mismo tiempo, un símbolo que reivindicó a la historieta chilena, en un momento en que se venía encima el aluvión del comic norteamericano. Hasta el nacimiento de Condorito, la tira cómica importada, no había invadido con tanta fuerza como ahora a los medios de comunicación masiva. Sin embargo, lo poco y nada que había en la páginas de historiestas de nuestros diarios era de procedencia norteamericana. Y esto, por varias razones:
A los editores nacionales de periódicos les convenía mucho más pescar un par tijeras y recortar las series extranjeras para reproducirlas, antes que pagarle a un dibujante.
Al parecer en Chile nadie había descubierto (y de hecho hoy son muy pocos) la posibilidad de penetración ideológica que se daba a través de los aparentemente inofensivos comics. Se les consideraba entretenidos y punto. Y la entretención venía de fuera, y metía escalas de valores, pautas de conducta y normas muy ajenas a las nuestras.
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Publicado por
Bufoland
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Etiquetas:
DIBUJANTES
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