sábado, 25 de agosto de 2018

COKE (Jorge Délano)

Coke en 1911

(Extraído del Libro Caricaturas de ayer y hoy, por Luisa Ulibarri, y editado en la colección "Nosotros los Chilenos" de la editorial "Quimantu" el 16 de noviembre de 1972).

Profesión: Caricaturista, pintor, escritor, cineasta, hipnotizador y adicto a la parapsicología.

"Al hacer este análisis retrospectivo de los estados de tristeza y abatimiento que debí soportar los nueve meses obligatorios -en los cuales se vive en el vientre y como parásito de la madre-, he comprendido por que fui un niño triste. Lo suficiente como para ser humorista."

Coke constituye un punto neurálgico de la esta historia. Bajo su lápiz transcurrieron más de treinta años de nuestra vida política, Coke plasmó su dibujo y el de toda su generación y las siguientes en una revista satírico-política de larga duración, y la única en su estilo en América Latina: Topaze. La revista vivió treinta y nueve años (de 1932 a 1970) y murió, para ser reaparacer a comienzos de los 90, y editada por la Tercera (sin Coke) , para luego desaparecer nuevamente.

"Cuando decidí ser dibujante, me retiré del grupo familiar, Mi actividad era para ellos denigrante", dice Coke, mirando fijamente con sus ojos muy penetrantes, aunque envejecidos. Con su infaltable corbata humita, terno oscuro, sentado en la punta del sillón sobre el cual se levanta el gigantesco retrato que una vez pintara a Raquel, su mujer. Está algo sordo, pero asombra por su vivacidad.

"Yo creo que nací con el lápiz. Hubo una época en mi niñez en que rellenaba los márgenes de los diarios con puros monos. En el colegio los profesores me impulsaban a caricaturizarlos: don Federico Thum y don Gaspar Moll, que a veces me sorprendían, me retaban y en desquite yo dibujaba a "don Fedeguicó" en El Peneca. Don Fedeguico era el señor Moll. Pero mi primer dibujo profesional se lo hice a don César Rossetti, que me pidió un cartelón que hiciera publicidad al aceite "Gallo". Por ese gané 10 pesos.

Un flamante billete que me sirvió para comprar tinta china y mucho, mucho papel."

En 1911 Coke era alumno del Instituto Nacional. Seguía riéndose de los profesores, que esta vez eran Pedro Aguirre Cerda y Domingo Amunátegui. Un grupo de alumnos del curso superior a Coke decidió fundar una revista que se llamó Alma Joven, editada por Zig-Zag, y puente de entrada de Coke en la empresa. Luego dibujó en Corre-Vuela (semanario de actualidad con abundante material gráfico). Ganaba 150 pesos por colaboración cosa que lo convertía en el alumno más poderoso del Instituto, y además, de los que se ganaban el pan con el sudor de su frente. Más tarde, en Sucesos, Coke fue contratado para reemplazar a Carlos Wiedner en la dirección artística de la revista. Y luego terminó por trasladarse con cama y petacas al sitio de trabajo. En una pieza contigua a la sala de redacción, Coke instaló su hogar.

Anticomunista acérrimo


Coke en 1960


De Sucesos Coke pasó a integrar el equipo de fundadores del diario La Nación, junto a Eleodoro Yáñez, Augusto Bruna y Abraham Gatica. Allí su labor, además de dibujar, consistía en buscar ilustraciones de las revistas extranjeras para los cables que traían noticias de la Primera Guerra Mundial. En este momento Coke comienza a desarrollar un profundo anticomunismo, cuya huella quedará estampada más tarde en las páginas de Topaze.

Sus caricaturas siempre tendían a mostrar "El monstruo del comunismo" que aplastaba a los países de Rumania, Checoslovaquia, Albania, China y Hungría. Coke descalificó con su pluma a un hombre clave de la clase obrera chilena: Luis Emilio Recabarren. Haciéndose eco de los intereses que guiaban a los dueños de las empresas periodísticas, los dibujantes no tomaron partido a favor de la clase trabajadora. En este período se producen acontecimientos importantes en el desarrollo del movimiento obrero, que el periodismo oficial desconoció. Y los dibujantes oficiales, encargados de ilustrar la página política de diarios y revistas, apoyaron el orden establecido, a pesar de que, según su propia definición, "la caricatura era para pegar y no para alabar". Una excepción la constituyó Enrique Cornejo, Penike, dibujante de esa época y que más tarde es director de arte de Punto Final.

En sus caricaturas Coke le pegó fuerte también a Pablo Neruda, dedicándole frases como: "¿Será que el canto del verdadero poeta Neftalí Reyes Basoalto es silenciado por la densa cortina de grasa del político Neruda? Neftalí, ten valor y grítale a Pablo: ¡Impostor! ¡Yo no soy tú!".

Este capitulo ensombrece la vida de Coke, porque allí el dibujante dejó atrás su ingenio, al estar cargado de odiosidad contra una idea política.

Después se trasladó a El Diario Ilustrado, donde fue contratado exclusivamente para descargar sus baterías contra Arturo Alessandri, El León (como le llamaban) se vengó años más tarde requisándose una edición completa de la revista Topaze. A raíz de esta requisición, Coke publicó más de diez portadas alusivas a este "atentado a la libertad de prensa". En una de ellas aparece un inmenso corazón con brazos y pies (don Arturo) diciendo al profesor Topaze (que está encadenado y amordazado hasta el cuello): "Amigo Topaze, hay que odiarme menos y quererme más".

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