domingo, 5 de agosto de 2018

Federico Von Pilsener


En junio de 1906 aparece en escena un hombrecito robusto, con cara de viejo pascuero, anteojos, chaqué y sombrero. Siempre lo acompaña un perro salchicha llamado Dudelsackpfeifergeselle (textualmente en alemán: experto que sopla la bolsa que hace dudel, que se podría traducir como experto que toca la gaita). El viejito en cuestión, que aparece cada cierto tiempo en las páginas de Zig-Zag, llegó a Chile en pleno verano, proveniente de tierras germanas, y se arraiga definitivamente aquí para vivir y observar cuantas cosas, gentes, noticias y tragedias transcurren a su alrededor. El aire de ingenuidad y candor no se lo despinta nadie. Pero Von Pilsener es de esos afuerinos que se meten muy a fondo en nuestra realidad y saben sacarle el jugó y criticarla. Un día instalado en el Congreso, otra vez quejándose de la suciedad de las calles, saliendo a veranear o coqueteando con las damas de nuestra sociedad.

La cosa es que Von Pilsener se transforma en todo un personaje de la caricatura chilena. Aparece animando historias en las páginas de Zíg-Zag. Un día le da por creerse de lo más distinguido, y resuelve veranear en Viña del Mar. Con su traje de baño tipo tablero de ajedrez, Von Pilsener se acerca al mar dos veces por día, flirtea desenfrenadamente, asiste a las carreras del Hípico, viaja en victoria. En síntesis, sé da todos los gustos de un buen burguesito made in Chile de la época, y le pasan chascos, y ahí se desliza el mensaje, pero ¡qué importa! si Von Pilsener es alemán.

Considerado el primer personaje del comic chileno, y creado por Lustig (Fray Pedro Subercaseaux), Federico Von Pilsener se convierte en el estereotipo del alemán en Chile, una especie de Don Otto gráfico, un extranjero perdido en Chile y que por lo mismo puede criticar algunas costumbres de este país con los ojos de un extranjero. Costumbres tan raras para él como el cohecho, algunas políticas alcaldicias, o un sin fin de cosas que a Von Pilsener le parecían extrañas, como pagar apuestas tirándose a una pileta después de las elecciones.

Von Pilsener no habla, pero vive situaciones, y alguien (el autor) narra las historias en tercera persona. En todo caso, ambos, autor y personaje, meten la cuchara en la política, en captación de ambientes, en paisajes, en costumbres, a veces con mucha gracia y otras haciendo uso de un humor poco contagioso. Pero de doble filo.

En una historia aparecida en mayo de 1907 se cuenta que don Pedro Montt ha llamado en vano a todos los hombres públicos para organizar gabinete (aparece el Presidente desesperado seleccionando entre una larga cola de gente). Finalmente opta por rogar a Von Pílsener que orqanice sus ministerios. Von Pilsener llama al Pope Julio para Culto; a un Verdejo para Hacienda; a un bombero para la Guerra y otros. Con esta ensalada rusa se presenta a La Moneda, y por supuesto gana una buena Paliza del Presidende. Pero la ingenuidad de Von Pilsener no es tal. Por muy buena fe que haya tenido para organizar el gabinete, algo les estaba diciendo a los lectores: esta revoltura, tal como está hecha, demuestra más organización y mejores posibilidades que lo que puede lograr cualquier gabinete organizado por un político, o por el propio Presidente de la República.

Tras una veintena de apariciones en las páginas de Zig-Zag emigra (en 1907) a otras publicaciones (revistas y periódicos) y dibujado por otras personas. En los 1950's volvió a aparecer brevemente en la revista Zig Zag"

Jorge Montealegre junto a Héctor Morales, rescataron a este personaje a comienzos del 1993 en el libro recopilatorio "Von Pilsener, Primer Personaje de la Historieta Chilena".

Historieta de Von Pilsener, por Lustig

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